sábado, 1 de noviembre de 2008

La crisis del siglo

Ignacio Ramonet

Los terremotos que sacudieron las Bolsas durante el pasado "septiembre negro" han precipitado el fin de una era del capitalismo. La arquitectura financiera internacional se ha tambaleado. Y el riesgo sistémico permanece. Nada volverá a ser como antes. Regresa el Estado.

El desplome de Wall Street es comparable, en la esfera financiera, a lo que representó, en el ámbito geopolítico, la caída del muro de Berlín. Un cambio de mundo y un giro copernicano. Lo afirma Paul Samuelson, premio Nobel de Economía: "Esta debacle es para el capitalismo lo que la caída de la URSS fue para el comunismo".

Se termina el periodo abierto en 1981 con la fórmula de Ronald Reagan: "El Estado no es la solución, es el problema". Durante treinta años, los fundamentalistas del mercado repitieron que éste siempre tenía razón, que la globalización era sinónimo de felicidad, y que el capitalismo financiero edificaba el paraíso terrenal para todos. Se equivocaron.

La "edad de oro" de Wall Street se ha acabado. Y también una etapa de exuberancia y despilfarro representada por una aristocracia de banqueros de inversión, "amos del universo" denunciados por Tom Wolfe en La Hoguera de las vanidades (1987). Poseídos por una lógica de rentabilidad a corto plazo. Por la búsqueda de beneficios exorbitantes. Dispuestos a todo para sacar ganancias: ventas a corto abusivas, manipulaciones, invención de instrumentos opacos, titulización de activos, contratos de cobertura de riesgos, hedge funds... La fiebre del provecho fácil se contagió a todo el planeta. Los mercados se sobrecalentaron, alimentados por un exceso de financiación que facilitó el alza de los precios.

La globalización condujo la economía mundial a tomar la forma de una economía de papel, virtual, inmaterial.

La esfera financiera llegó a representar más de 250 billones de euros, o sea seis veces el montante de la riqueza real mundial.

Y de golpe, esa gigantesca "burbuja" ha reventado.

El desastre es de dimensiones apocalípticas. Más de 200.000 millones de euros se han esfumado. La banca de inversión ha sido borrada del mapa.
Las cinco mayores entidades se han desmoronado: Lehman Brothers en bancarrota; Bear Stearns comprado, con la ayuda de la Reserva Federal (Fed), por Morgan Chase; Merril Lynch adquirido por Bank of America; y los dos últimos, Goldman Sachs y Morgan Stanley (en parte comprado por el japonés Mitsubishi UFJ), reconvertidos en simples bancos comerciales.
Toda la cadena de funcionamiento del aparato financiero se ha colapsado. No sólo la banca de inversión, sino los bancos centrales, los sistemas de regulación, los bancos comerciales, las cajas de ahorros, las compañías de seguros, las agencias de calificación de riesgos (Standard&Poors, Moody's, Fitch) y hasta las auditoras contables (Deloitte, Ernst&Young, PwC).

El naufragio no puede sorprender a nadie. El escándalo de las "hipotecas basura" (subprime) era sabido de todos. Igual que el exceso de liquidez orientado a la especulación, y la explosión delirante de los precios de la vivienda. Todo esto ha sido denunciado -en estas columnas- desde hace tiempo. Sin que nadie se inmutase. Porque el crimen beneficiaba a muchos. Y se siguió afirmando que la empresa privada y el mercado lo arreglaban todo.

La Administración del Presidente George W. Bush ha tenido que renegar de ese principio y recurrir, masivamente, a la intervención del Estado. Las principales entidades de crédito inmobiliario, Fannie Mae y Freddie Mac, han sido nacionalizadas. También lo ha sido el American International Group (AIG), la mayor compañía de seguros del mundo. Y el Secretario del Tesoro, Henry Paulson (ex presidente de la banca Goldman Sachs...) ha propuesto un plan de rescate de las acciones "tóxicas" procedentes de las "hipotecas basura" por un valor de unos 500.000 millones de euros, que también adelantará el Estado, o sea los contribuyentes.

Prueba del fracaso del sistema, estas intervenciones del Estado -las mayores, en volumen, de la historia económica- demuestran que los mercados no son capaces de regularse por sí mismos.

Se han autodestruido por su propia voracidad.

Además, se confirma una ley del cinismo neoliberal: se privatizan los beneficios pero se socializan las pérdidas. Se hace pagar a los pobres las excentricidades irracionales de los banqueros, y se les amenaza, en caso de que se nieguen a pagar, con empobrecerlos aún más.

Las autoridades norteamericanas acuden al rescate de los banksters ("banquero gangster") a expensas de los ciudadanos. Hace unos meses, el presidente Bush se negó a firmar una ley que ofrecía una cobertura médica a nueve millones de niños pobres por un coste de 4.000 millones de euros. Lo consideró un gasto inútil. Ahora, para salvar a los rufianes de Wall Street nada le parece suficiente.

Socialismo para los ricos, y capitalismo salvaje para los pobres.

Este desastre ocurre en un momento de vacío teórico de las izquierdas. Las cuales no tienen "plan B" para sacar provecho del descalabro. En particular las de Europa, agarrotadas por el choque de la crisis. Cuando sería tiempo de refundación y de audacia.
¿Cuánto durará la crisis? "Veinte años si tenemos suerte, o menos de diez si las autoridades actúan con mano firme", vaticina el editorialista neoliberal Martin Wolf (1). Si existiese una lógica política, este contexto debería favorecer la elección del demócrata Barack Obama (si no es asesinado) a la presidencia de Estados Unidos el 4 de noviembre próximo. Es probable que, como Franklin D. Roosevelt en 1930, el joven Presidente lance un nuevo "New Deal" basado en un neokeynesianismo que confirmará el retorno del Estado en la esfera económica. Y aportará por fin mayor justicia social a los ciudadanos. Se irá hacia un nuevo Bretton Woods. La etapa más salvaje e irracional de la globalización neoliberal habrá terminado.

Fuente: www.monde-diplomatique.es

A todos los seres sensibles, que aman la cultura y se indignan ante la injusticia.

Irene Perpiñal (directora)
En el marco de la votación en Naciones Unidas contra el bloqueo a Cuba,el día 29 de Octubre, denunciamos que ante una campaña para la compra de "una plancheta de zinc" para la casa de la cultura de Las Tunas, una de las tantas provincias dañadas por los huracanes IKE y GUSTAV, los donantes,tienen impedimiento en los Bancos de sus paises a realizar ese justo y culto deseo, pues el bloqueo genocida de Estados Unidos impide a muchos bancos, permitir esas tranferencias, alegando que existe "un embargo" y no pueden realizarlo.

Exaltamos el alto compromiso de todos los pueblos sensibles y cultos, que aún ante todas las catástrofes climáticas y políticas que padece Cuba, tienen en ese hermano país a miles de nuestros jóvenes hijos, estudiando gratuitamente la mejor medicina del mundo, deportes, etc.
Miles de enfermos accediendo a la medicina gratuita, elaboración de medicamentos y vacunas para la cura y prevención mundial de epidemias mortales.
Denunciamos y exigimos el cese total del Bloqueo a Cuba, donde existe la Paz y se proclama el Amor.
Denuncian el Museo Histórico Suramericano "Ernesto Che Guevara" y la Escuela de Solidaridad con Cuba "Chaubloqueo" Irene Perpiñal directora
y Eladio González - Buenos Aires-República Argentina telefax: 4-903-3285 email: museocheguevara@fibertel.com.ar http://museocheguevaraargentina.blogspot.com/

Don Quijote y los Molinos.


Por Adys Cupull
Este último día de octubre fue presentado en la Fragua Martiana en el Municipio de Centro Habana el documental Huracán contra los molinos, que fue posible por la colaboración del Canal Educativo y el Canal Azul de Puerto Padre, provincia de Las Tunas. comprende un resumen en cuatro tiempos del paso del huracán IKE por esa ciudad. La idea original y dirección estuvo a cargo del investigador Froilán González, quien ha producido otros filmes de temas históricos con el sello de FLO.

El documental excluye la voz y los textos. Sólo la música de los hermanos Ernesto y René Ortiz Aldama acompaña las imágenes que fueron filmadas por un equipo de camarógrafos del Canal Azul: Adrián González, José Ramón Ricardo y Yuri Norbet. La realización y edición concebidas, por Leandro y Libán González.
Fue importante el apoyo directo de otros especialistas de Las Tunas como Raymundo Velázquez Hidalgo; de los historiadores, Víctor Marrero y Ernesto Carralero; y del escritor Carlos Tamayo, presidente de la Unión de Escritores y Artistas (UNEAC) en la provincia de Las Tunas. Igualmente se le agradece en el documental a Omar Villafruela y Gustavo Alonso.
Los asistentes, alumnos del Aula del Adulto Mayor, Rafaela Chacón Nardi pudieron valorar las cuatro fases en que los realizadores presentaron el fenómeno natural; y la victoria del pueblo en la reconstrucción.
En el primer tiempo se ven las imágenes de Puerto Padre, antes del huracán, una ciudad donde el azul del mar y el cielo se confundía con el verdor de los campos.
Los puertopadrenses caminando bajo un sol radiante por el malecón, que había sido restaurado recientemente, y por la Avenida principal donde la estatua del Generalísimo Máximo Gómez, está cerca a la escultura de Don Quijote mirando al norte, para donde el último, levantaba su adarga.
El tiempo que sigue: Llega el huracán, la música se detiene, se ve la lluvia y se escucha el rugido del viento, un aullido feroz que parece salir de la pequeña pantalla. Los árboles caen, quieren resistir los golpes. Imágenes que los camarógrafos pudieron captar con precisión y valentía. Cinco horas que parecieron interminables.
El tercer tiempo: Un destrozo inimaginable al abrir los ojos, cuando llegó la calma y todos los vecinos pudieron salir de sus albergues o de sus casas, aquellas, que eran más seguras y que bien supieron escoger los miembros de la Defensa Civil para proteger a los residentes de la ciudad.
Cuarto y último tiempo. Sale el sol otra vez, y la fuerza pujante de la unión de todos los cubanos, llegan artistas y escritores de las diferentes provincias, los de allí, y de otras partes del mundo.
Comenzó la reconstrucción, sin llanto, con optimismo, agradecidos , vivos. Levantaron los árboles tirados y las palmas altas de Cuba, en las que el "meteoro" mostró su furia, se observa en una de ellas, la "herida" con un pedazo de zinc, o teja introducido en su tronco. Al ver la imagen se considera la velocidad enorme del viento.
La cámara se aleja, y se capta a los linieros instalando los postes eléctricos. los tractoristas. Los especialistas del Patrimonio Cultural, los vecinos ante el Monumento en pie del querido Máximo Gómez , dominicano de nacimiento; y es cubano, porque lo merece y quiso nuestro pueblo.
El Quijote ya se encuentra derecho y erguido, sigue levantando su adarga contra las injusticias del huracán mayor, el que nos bloquea, el del Norte, el que tiene encarcelados a Antonio, Fernando Gerardo, Ramón y René, ellos también volverán a su Tierra.
Cuentan que ya retoñan los árboles, que otros se trasplantan hasta la ciudad.
Los campos se roturan y son sembrados, sin parar.