Santiago de Cuba, Febrero 2.- Nada tendría de particular mencionar que en Río Grande, un apartado caserío del municipio santiaguero de Guamá, distante a 11 kilómetros de Chivirico, el poblado cabecera del serrano territorio, se iluminan varias casas del lugar aprovechado los torrentes de agua que bajan de las montañas.
Al fin al cabo, este alargado segmento santiaguero, perfectamente situado entre las mayores elevaciones del archipiélago cubano y el Mar Caribe, es desde hace varios años el polígono de muestra del uso de la hidroenergía en Cuba, en función de mejorar el nivel de vida de sus pobladores.
Ahora bien, sí tiene de particular que un joven de 33 años, movido inicialmente por la necesidad de tener “luz”, que después se transformó en “el deseo de ayudar a los demás”, se las haya ingeniado para construir micro hidroeléctricas rústicas con lo que fuera encontrando, aún cuando no cuenta más allá de un 9 grado de escolaridad; entonces la historia se torna más interesante.
Manuel Pérez Arbella, es desde hace un año y poco más chofer profesional de la Asamblea Provincial del Poder Popular de Guamá, pero más allá de eso, desde hace 15 años este guamense anda desentrañando los misterios de la generación eléctrica con el uso de las corrientes hídricas:
“Siempre –explica- me gustó la electricidad y cada vez que podía me ponía a inventar, y un día me dije, si pueden haber micro hidroeléctricas más grandes, también se pueden hacer más pequeña; se me metió el bicho en el cuerpo y puse manos a la obra”.
Pero y quién te enseñó, le pregunto: “Nadie”, me responde con la mayor naturalidad del mundo. “Yo fui poco a poco fijándome en las mini hidroeléctricas que hay en mi municipio, cómo funcionaban, o cuando se rompían y las reparaban, ahí estaba yo, preguntaba mucho; empecé a hacer mis dibujos, mis cálculos, mis experimentos, y hasta que hice el primer aparato, que ya tiene hoy 15 años funcionado”.
¿Y como consigues los recursos?, indago: “Al principio fui haciéndolas con lo que encontraba o iba recogiendo y echando en un saco; recogía pedazos de tubos, mangueras, alambres de púas; el aluminio que encontraba lo apartaba para fundir las cucharas que mueven el generador; que dicho sea de paso, utilizo los que están de baja y que la gente bota, así que, todo lo que apareciera y me podía servir lo guardaba.
“Pero en el caso del aluminio es un material que me ha resultado muy frágil y a cada rato se me rompen las paletas, y yo la volvía a hacer. Los tranques de aguas los hago con lo que encuentro, troncos viejos, pedazos de piedras, en fin, que así funcionan, incluso aprendí a enrollar los motores, ya usted sabe, inventando; lo más importante, la gente tiene corriente eléctrica.
“Es terrible no tener luz, imagínate toda ese gente con sus televisores y sus refrigeradores y sin poder utilizarlos; además, a la gente le gusta ver su pelota o la novela, después que ha trabajado todo el día, o quiere tomarse un vaso de agua fría; a quién no le gusta tener un poco de comodidad.
“Así que empecé en Río Grande, donde vivo, con 5 casas y hoy tengo 48 que se conectan a la micro las 24 horas del día y son 14 televisores, 4 refrigeradores, un taller de herrería, el consultorio,… esa, según me dicen, genera hasta 12 Kw. Incluso tengo una que esta ubicada en La Cuquita y el negativo lo tengo puesto con un tubo.
Este inventor natural, ya tiene funcionando siete micro hidroeléctricas, una de ellas en Guisa, en la provincia de Granma, que no solo beneficia a un total de 98 casas y 216 habitantes en Caimanes, La Bija, Limoncito Arriba, y otros lugares de la intrincada geografía guamense, sitios en los que se alimentan de electricidad no solo las casas, sino también el consultorio del médico de la familia, pequeñas industrias, el círculo social, puntos de acopio, escuelas.
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